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26.9.13

ESPERANDO AL DURMIENTE


Lo habitual es que al caminar por la ciudad vayamos encontrando monumentos y esculturas en parques, jardines y plazas. Lo que no es tan habitual es que en pleno monte nuestros ojos se topen con tributos a personajes que, por uno u otro motivo, hayan tenido relación con el entorno natural.

En la sierra de Espuña, en Murcia, se da la circunstancia de que en poca extensión de terreno encontramos dos ejemplos que, además, han sido obra de artistas de reconocido prestigio. El arte se funde así con la naturaleza y deja la huella de la mano del hombre en medio de un entorno natural.

El 24 de julio de 1927 se descubría el busto que rendía homenaje a Ricardo Codorníu frente a la Casa Forestal 
en una pequeña explanada de un repecho rodeada de pinos frondosos, a la que se asciende por una ancha y cómoda escalinata hecha a ex profeso



Busto de don Ricardo Codorníu.
Obra de José Planes Peñalver.
Había sido posible gracias a la iniciativa de Juan Antonio Sánchez Solís (entonces concejal del Ayuntamiento de Murcia), a la contribución de diversos municipios de la región, más la cantidad sobrante de la realización del busto que se le hace el año anterior en Murcia (Ver El regreso del Apóstol en este mismo blog).













Pedestal del monumento a Codorníu
El busto es obra de Planes  y es muy semejante al que había realizado para la plaza de Santo Domingo, (de hecho, para su última restauración, José Planes Lastra, nieto del artista, ha hecho un vaciado de la nariz del que hay en Espuña) aunque en el de Sierra Espuña el pedestal es bastante más sencillo y carece de figura subsidiaria. 

Se trata de un prisma realizado en piedra al que se le adosan las placas conmemorativas. 

Culminaba de esta manera el homenaje a una persona que dedicó su vida a proteger aquello en lo que creía: el árbol, la naturaleza, como seguro para la continuidad de la vida.






En el acto que se organizó para la inauguración del busto hubo una asistencia numerosa (varios cientos de personas) cuajada de cargos políticos y gente notable, además de la representación del Cuerpo de Ingenieros de Montes, los Exploradores, a los que Codorníu siempre estuvo vinculado, y los niños que participaban en las colonias veraniegas.

El grupo de Exploradores debió ser numeroso, pues, según reza la noticia de la época,
Daban guardia de honor al bonito altar allí levantado todas las banderas de exploradores y las de las colonias. 

Finalizando el acto, el entonces alcalde de Murcia, José García Martínez, hizo entrega del monumento al Cuerpo de Ingenieros de Montes y, después de los correspondientes discursos, le tocó el turno a Juan Antonio Dimas, jefe de la Tropa de Madrid, que dedicó un emotivo discurso en nombre de todos los Exploradores de España.

Un año después, el 6 de julio de 1928, fallecía en Águilas (Murcia) en un accidente de fútbol, el explorador Mariano Serrano, un joven guía de la patrulla aguileña “El Lobo”. Su muerte conmocionó a sus compañeros escultistas y no dudaron en rendirle un homenaje abriendo una suscripción popular para la erección de un pequeño monumento que recordara su figura.

De esta manera, Nicolás Martínez Ramón, formado en el taller de su padre, Anastasio Martínez, junto con otros artistas de reconocida maestría (Planes, Clemente Cantos, González Moreno) asumía la tarea de poner forma al deseo de aquellos jóvenes, que dio como resultado un busto de 1'30 metros de alto, realizado en piedra.

El 24 de julio de 1930 se dedicaba la jornada del campamento de  Sierra Espuña a la memoria de Serrano y se inauguraba el monumento.

El Durmiente de Espuña.
Obra de Nicolás Martínez Ramón
El periódico de la fecha lo describe así:

Sobre un pedestal en cuyo frente lleva inscrito el nombre del explorador y fechas de defunción y homenaje, se levanta la figura arrogante del joven con el blusón de explorador, ostentando en su pecho la medalla del Campamento y cogida entre sus manos la bandera. El escultor ha estado felicísimo en la concepción de la idea expuesta que encarna admirablemente un momento histórico de la vida del explorador en su más acendrado cariño por la Institución.









Fue colocado cerca de la Casa Forestal, en el paraje conocido como Fuente Rubeos
en el sitio que arranca la empinada senda que conduce al campamento de Águilas entre la frondosidad de mas soberbios pinos. (sic)

Tras el descubrimiento del monumento, a cargo del presidente de la Tropa de Águilas, un explorador de cada tropa asistente fue colocando una ofrenda y, tras la lectura de unas poesías y la ejecución de una pieza con violín volvió a tomar la palabra el Jefe de la Tropa de Madrid, Juan Antonio Dimas, que ya había intervenido dos años antes en la inauguración del monumento a Codorníu; y es que Dimas había sido anteriormente Jefe de la Tropa de Águilas

Su discurso fue calificado en la noticia como fervoroso y patriótico y en él enaltecía
las excepcionales cualidades del explorador Mariano Serrano, cuya muerte causó profunda impresión entre los camaradas que veían en él al compañero afable, estudioso y honradísimo.
Tras un desfile, quedaron cuatro exploradores dando guardia de honor al monumento de flores y macetas que trajeron de Águilas.

Diez años más tarde, en 1940, el Ministerio de la Gobernación del nuevo gobierno franquista prohibió el movimiento scout y comenzó a incautarse de sus bienes.

Llegó a oídos de los compañeros de Serrano que el monumento estaba en la lista y cinco de ellos subieron una noche a Fuente Rubeos, desmontaron el busto del pedestal, lo envolvieron en sacos y mantas y lo enterraron, jurando que nunca revelarían el lugar donde estaba la escultura; y tan bien cumplieron su palabra que hace seis años murió el último de ellos sin desvelar dicha localización.

En mayo de este año, aprovechando que la Unidad Militar de Emergencias estaba haciendo prácticas y maniobras en la zona, los Exploradores pidieron su colaboración para, utilizando su georradar, intentar localizar al Durmiente de Espuña, como se le conoce comúnmente.
Queda por conocer el resultado de esa exploración.

Hasta que pueda ser encontrado, Codorníu seguirá esperando a que El Durmiente vuelva.


FUENTES:
Cariñoso homenaje de las corporaciones locales de la provincia al Apóstol del Árbol Don Ricardo Codorníu”, en El Tiempo de 26 de julio de 1927.

Ramón a Lanuve: “Campamento de Espuña”, en El Tiempo de 26 de julio de 1930, p. 1.

Isabel Lara: “En busca del scout 'durmiente'”, en La Opinión de 22 de mayo de 2013, p. 18.

José Luis Melendreras Gimeno: Escultores murcianos del siglo XX. Murcia: José Luis Melendreras Gimeno, 1999, p. 172.

La Verdad de Murcia. Extraordinario de 1 de enero de 1931, p. 123.

1 comentario:

  1. Muy buena la información, tengo que decir que desconocía varias cosas de las publicadas.
    Felicidades.

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