La historia, a veces, impone su tiempo y fuerza los acontecimientos haciendo que se eclipse el brillo de artistas que, de haber nacido en otro momento y en otro lugar, habrían figurado en la Historia del Arte con otro valor.
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ALBERTO: Autorretrato (1950-1952) |
En la España de finales del XIX nació Alberto Sánchez, conocido como Alberto, un artista cuya obra es desconocida por muchos.
Su vida estuvo marcada por su traslado a la URSS, en 1938, como profesor de dibujo de los niños españoles que, huyendo del conflicto nacional, fueron llevados hasta allí.
La mayoría nunca volvió a España; Alberto tampoco.
Pintor, dibujante, escenógrafo y escultor, estuvo influido por el surrealismo y por una estilización formal que en ocasiones nos acerca a Picasso o Miró y en la que participan elementos de inspiración popular; su obra transita entre lo onírico y lo poético y en el universo de sus esculturas aparece frecuentemente la figura femenina, los bóvidos, las estrellas y las aves.
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El pueblo español tiene un camino
que conduce a una estrella, ante el
pabellón español. París, 1937 |
Participó en el Pabellón Español de la Exposición Universal de París, en 1937.
Junto con obras de Calder, García Lorca, Picasso y Miró, entre otros, El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella, la escultura de 12'5 metros de altura creada por Alberto, fue colocada en el exterior donde, con sus formas vegetales de configuración antropomorfa, se convirtió en un faro que gritaba la angustia por la que la población española, horrorizada y sin futuro, pasaba en aquel momento y, al mismo tiempo, fue una proclama en defensa de las nuevas formas del Arte.
La estrella que culminaba la obra representaba el brillo de esperanza en un futuro que se anhelaba y se tardó mucho en alcanzar.
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El pueblo español tiene un camino que
conduce a una estrella, junto al Reina Sofía |
Aquella escultura despareció en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, pero en 1986 fue localizada una maqueta, realizada en yeso, en el sótano del Palacio de Montjuïc, en Barcelona.
La maqueta ingresó en los fondos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid y, en 2001, con motivo de una exposición monográfica dedicada al escultor, se reprodujo la obra a su tamaño original y se instaló en la plaza de Santa Isabel, fuera del museo.
Lo que en un principio iba a ser un emplazamiento provisional quedó, afortunadamente, como instalación definitiva.
Alberto había fundado, en 1927, junto con Benjamín Palencia y Rafael Alberti, entre otros, la llamada Escuela de Vallecas, que pretendía introducir en España el arte de las vanguardias que fluía por Europa, aunque profundamente enraizado en el paisaje castellano.
Alberto y Benajamín Palencia solían quedar a primera hora de la tarde en la Puerta de Atocha desde donde, andando, se encaminaban hacia las afueras de Madrid. Muchas veces llegaban hasta Vallecas y se dirigían a un cerro que hay en los alrededores, el llamado Almodóvar que ellos terminaron por renombrar Cerro Testigo porque, según sus palabras, "de ahí debía partir la nueva visión del arte español".
En la cumbre del cerro estaba colocado un hito en el que escribieron sus principios; los de Alberto en una cara, los de Benjamín Palencia en otra, dedicaron la tercera a Picasso y en la cuarta pusieron los nombres de valores plásticos e ideológicos que consideraban más representativos; entre estos últimos figuraban los nombres de Einstein, el Greco, Zurbarán, Cervantes y Velázquez.
Y fue para ese cerro para donde Alberto, que desaprobaba los monumentos de Madrid porque decía que en ellos el arte seguía ciñéndose a lo figurativo, concibió el Monumento a los Pájaros, probablemente la obra que mejor simboliza su sueño de fusión de las nuevas formas de expresión del arte, la libertad y la naturaleza.
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Maqueta de yeso del
Monumento a los Pájaros
fotografiada por Segarra |
El artista quería encontrar una obra que hiciera salir al campo y se fundiera con el paisaje.
Realizó un proyecto de ocho piezas ensambladas, para que los pequeños huecos que quedaban entre ellas sirvieran de refugio a los pájaros y los defendiera de las aves de rapiña.
La primera versión la realizó hacia 1930. Era un vaciado en yeso que desapareció durante la Guerra Civil y del que se solamente se conserva la imagen que aparece en las fotografías tomadas por el arquitecto Enrique Segarra.
En 1957, en Moscú, realizó una segunda versión, que quedó almacenada en cajas, recorriendo con Alberto los diferentes pisos en los que vivió, pero que nunca llegó a ver la luz en vida del artista.
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Segunda versión en bronce del
Monumento a los pájaros |
Años después fue encontrada en un altillo y recuperada para la exposición Monumento a los pájaros. Hito y mito que, sobre esta obra y su autor organizó en 2010 la Comunidad de Madrid bajo el comisariado de Rafael Zarza.
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Alcaén Sánchez con la maqueta del
Monumento a los Pájaros |
En su visita a la exposición, la entonces presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, abrió la puerta a la posibilidad de reproducir la escultura y colocarla en los cerros de Vallecas, a lo que Alcaén Sánchez, hijo del escultor, contestó con un marcado acento ruso:
"Soy realista. Pido lo imposible".
La biografía de Alberto se puede consultar en diversas instituciones y manuales de Arte, pero probablemente sea más esclarecedora la semblanza que de él hizo Pablo Neruda en el capítulo 22 de su obra Para nacer he nacido, publicada en 1978.
22. Alberto Sánchez huesudo y férreo