PERO ¿QUÉ ES LA ESCULTURA PÚBLICA?

Cuando caminamos por la ciudad nos encontramos, a menudo, con obras escultóricas y monumentos que, salpicados por calles, plazas, jardines y rotondas, hacen ameno el paseo, nos sirven de referencia geográfica y nos hablan de los que destacaron por una u otra labor o hazaña.

En muchos casos, el monumento en cuestión se limita a un bloque con una lápida; eso no se puede considerar escultura, aunque sí monumento. 

El concepto escultura requiere una obra artística y tridimensional, que puede formar parte, o no, de un monumento.




Por otra parte, el concepto de pública puede hacer alusión a dos motivos: 

Por un lado, el que alude al espacio donde se ubica la obra; si está en la calle y a la vista de todos, aunque pertenezca a una entidad privada, es pública, porque todos tenemos acceso a su contemplación. Es lo que sucede, por ejemplo, con los programas iconográficos de las fachadas de las iglesias o, en el caso de la foto, con el sepulcro del tenor Julián Gayarre, obra de Mariano Benlliure ubicada en el cementerio de Roncal.











El otro motivo del concepto pública alude a su propiedad. Si el monumento o escultura pertenece al patrimonio de una ciudad, una comunidad o un país, es público, aunque no esté a la vista en los espacios comunes. Quiere esto decir que en muchos edificios públicos, dentro y no a la vista, puede haber obras que nos pertenecen a todos. 

En la foto, la obra El Salto, de Elisa Séiquer, elemento patrimonial perteneciente a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.










Por tanto, podríamos definir la escultura pública como toda aquella obra escultórica que formando parte, o no, de un monumento conmemorativo, se expone a la vista en la vía urbana o los espacios comunes, o bien pertenece a la comunidad aunque su ubicación no permita su contemplación permanente.